domingo, 4 de septiembre de 2011

Y es entonces cuando vuelve a suceder, mis pupilas se dilatan, los músculos de mi rostro se tensionan, y solo pienso en respirar, hondo y profundo, pretender calmarme, distenderme pensar en otra cosa, pero es difícil, y en momentos me atrevería a decir que es hasta imposible.
Mi carácter necio e indiferente me prohibe abrir los ojos, pero por suerte dura poco tiempo...
Intento respirar nuevamente, la calma comienza a volver, dulces melodías acarician mi alma y todo pasa a una nueva fase. Sin presencia del olvido, sigo el camino que venía recorriendo...
Paz...

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