Es difícil pensar en algo cuando no se tiene nada en que pensar, y es así como se sentía este jóven, mirando a través de la ventana de su casa, más precisamente de su cuarto, en un día calido de otoño, viendo como pasaban unas pocas personas, ya que era hora de la siesta, necesitaba dispersarse un poco, así que agarró un buzo y se fue de su casa.
Caminó, sin saber bien a donde iba, estaba perdido en un estado sin pensamiento, simplemente no sabía que hacer, caminaba sólo por instinto, o por el simple hecho de caminar, fue ahí cuando la vió, esos ojos se clavaron en su mirada, y él quedó paralizado, solo por unos minutos, igual, cuando se dió vuelta para ver quién era, esta persona ya no estaba.
Volvió por donde había venido, pero esta vez girando la cabeza en todas las esquinas, no debía estar muy lejos. Hasta que en un momento divisó, en el piso, una cinta de pelo, que le pertenecía a ella. Siguió un camino de rastros, dos aros, un anillo, que lo terminó llevando directamente al río de la ciudad, donde vio de espaldas a la persona que venía buscando, ésta simplemente se abalanzó sobre las aguas calmas y se perdió debajo del reflejo del sol.
En ese momento, el chico despertó, era la tarde, observó por su ventana y divisó una cinta de pelo. Miro su mano derecha, tenía un par de aros y un anillo. Entonces, agarró un buzo y se fue.


que flash...empece con esa frase porque no se me ocurria nada para subir XD
no se q decir
saludos a toda persona que este leyendo esto

MARCIO